martes, 15 de noviembre de 2011

Miss Call...



Dániel caminaba a toda prisa por la calle, era noche cerrada, en el cielo un globo de marfil alumbraba sus pasos. Acababa de salir del concierto, eran las once de la noche. Y no sabía a que se debía, pero se sentía hinchado de valor. Puede que fueran los aplausos del público tras su actuación, o la felicitación de sus amigos allí presentes, pero fuera lo que fuera, se sentía con fuerzas, con valor. Y ello le hizo coger el teléfono. Tenía valor y fuerzas para llamarla. Si, la llamaría y le diría todo. Desbloqueó su smartphone instintivamente, y accedió a la aplicación de contactos. En la sección de favoritos vio su numero, precedido por aquella foto, que ella misma se había sacado con el móvil de él, hacia ya meses, cuando el sol aun no se había ido de vacaciones. Sin dudarlo un segundo, sin flaquear un momento, le dio a llamar, y coloco el auricular de su móvil en el oído. En ese momento, mientras se establecía la llamada, Dániel cruzaba un paso de peatones sonriendo sin conocer la razón. Estaba decidido, le diría todo a Helena, todo. Que la amaba, que no podía seguir ocultándoselo. Que solo quería que lo supiera, para poder seguir estando juntos como siempre, sin existir secretos entre ellos. Que cada vez que la miraba una sonrisa aparecía en su rostro, aunque no tuviera ánimos, la sonrisa se forjaba para que ella no se preocupara. Que cada vez que en el Chat de Tuenti aparecía una pestaña anunciando un mensaje de ella, su corazón se aceleraba. Y mientras esperaba entre respuesta y respuesta de la conversación, no podía despegar su mirada de la pestaña, impaciente, esperando con ansias su respuesta.
Rápidamente a los oídos de Dániel llegó una sirena acompañada de luces ámbar que incidían en los edificios que se situaban en la calle por donde la ambulancia se acercaba. De repente, esa sirena sembró dudas. Dániel ya no estaba tan seguro de lo que estaba haciendo. El tiempo pareció detenerse mientras analizaba la situación. Le diría a su mejor amiga que estaba enamorado de ella desde hacia tiempo, algo que conociéndole le haría a ella sentirse mal. Le confesaría su secreto, sabiendo que eso arriesgaría su amistad. Le contaría todo, aun a sabiendas de ella estar con otro…
En el teléfono sonaban los tonos de espera, lentamente. Como gotas del rocío que se precipitan de una hoja al suelo para impactar violentamente.
No podía hacerlo, ella no se merecía eso. Pensó mientras separaba el auricular de su smartphone de la oreja y miraba en la pantalla la foto de Helena, sonriendo, con su hermoso cabello castaño y sus tirabuzones iluminados por el sol estival.
-Hola!...
Pi…pi…pi (Miss call)