domingo, 23 de enero de 2011

Gracias Cupido...



Llegó, no me preguntes como, pero llego, puede que la mano de Cupido no estuviera tan ebria y acertará con su flecha. Solo sé, qué ahora, esa flecha, esa punzada en mi corazón, valió la pena. Ahora soy feliz, ahora río por cualquier cosa, hago mil locuras por ver su sonrisa, por gozar de su hermosa sonrisa… Disfruto con su mirada, podría pasarme horas mirándola a los ojos, pensando en lo hermosos que son, son como estrellas en la noche para mi, y su sonrisa es el sol de verano, calido y reconfortante…
Abrazarla es como abrazar la hermosa y pálida luna llena, es como tocar el cielo, o agarrar una nube con las manos…
Y ahora, ahora que he probado sus labios, ahora que he probado el néctar más dulce y delicado de la creación, no puedo pensar en otra cosa que en ello… El chocolate me resulta amargo al igual que el azúcar comparado con sus labios. Si muriera hoy, y me dejaran un deseo, pediría un beso de sus labios, un beso de sus dulces, tiernos y calidos labios…